Desde Fundación Amigó constatamos a través de nuestros distintos proyectos de intervención socioeducativa y psicosocial que la vulnerabilidad y el riesgo de exclusión están aumentando como consecuencia del impacto social y económico de la pandemia del COVID-19. De manera más dramática, las personas y familias que ya tenían una situación de riesgo y precariedad previa están teniendo que enfrentarse a esta situación con menos recursos sociales y económicos y, por lo mismo, los efectos sobre ellas se prevén más contundentes.
En los niños, niñas, adolescentes y jóvenes con quienes trabajamos observamos una agudización de las siguientes problemáticas:
Todas estas problemáticas provocan impactos psicosociales negativos, a los que debemos sumar los relacionados con la pérdida de familiares o ansiedad relacionada con el distanciamiento que han tenido, y aún tienen que mantener, con respecto de algunos familiares y amigos/as. Se han identificado síntomas depresivos y/o ansiedad en 1 de cada 4 niños por el aislamiento sufrido durante el Estado de Alarma y ante las expectativas de rebrotes de COVID-19, con efectos aún más negativos para quienes viven en entornos sociales más desfavorecidos.
Todas estas consecuencias conllevarán efectos aún más negativos a corto y largo plazo en el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes, si no actuamos prontamente para reducir la desigualdad e intensificar el acompañamiento socioeducativo y psicosocial.
Debemos ser conscientes de que España ha sido uno de los países más afectados por esta pandemia. Por ello, la respuesta por parte de la Administración Pública, las entidades sociales, las empresas y la sociedad en general debe ser inmediata y continua para atender a la población más vulnerable. De manera especial y decidida, debemos poner nuestra atención en los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y familias que más sufren las consecuencias negativas de esta situación, con el objetivo de alejarles del abismo frente al que se encuentran y que podría suponer efectos irreversibles si no se redirige la situación.
Comprometidos con esta causa, que los niños, niñas, jóvenes y familias más vulnerables, no se queden atrás en esta crisis, en Fundación Amigó hemos reforzado nuestra lucha contra:
Reforzando nuestra lucha contra la desigualdad y la exclusión social
La recuperación tras la crisis ocasionada por la pandemia de la COVID-19 estará marcada por las decisiones que tomemos ahora, estando aún inmersos en ella. Por ello, al pensar en cómo queremos salir de esta situación, tenemos que tener en cuenta a qué le damos importancia en la crisis. Desde Fundación Amigó, cuando los efectos de una crisis sobre las personas son mayores, igualmente mayor también tiene que ser la determinación por trabajar en la defensa de sus derechos y por encontrar soluciones.
El perfil de personas atendidas en nuestros recursos parten de una clara desigualdad de oportunidades en todos los ámbitos (escolar, laboral, de participación social…). Luchamos por compensar esa desventaja y proporcionarles las oportunidades que no han tenido. Ahora nos encontramos con un peligro mayor: que no solo parten de una situación de desventaja, sino que se encuentren con un muro infranqueable que les impida avanzar debido a la crisis actual tras la pandemia y a los próximos años que nos esperan en los que las brechas se harán aún más profundas, dejando a parte de la población sin la posibilidad de romper el círculo hereditario de la pobreza y la exclusión social.
Con esta crisis, hemos confirmado los efectos negativos que sufrirían las personas y familias atendidas por las entidades del Tercer Sector, si dejaran de funcionar servicios gratuitos y recursos de atención familiar, socioeducativa, de prevención, de emancipación, etc., tales como:
Estos efectos los hemos ido observando durante el confinamiento, durante el proceso de desescalada y ahora en la denominada “nueva normalidad”, caracterizada por la limitación de muchas actividades. Pero también tenemos que estar preparados para hacer frente e intentar prevenir los efectos que aún no se han producido, o que acaban de comenzar, y que ya hemos mencionado, como el aumento de conductas de riesgo y adicciones en adolescentes y jóvenes, aumento de conflictos familiares, aumento del absentismo escolar y del abandono escolar temprano, o aumento de jóvenes tanto españoles como migrantes sin apoyos ni familiares cercanos que se ven abocados a sufrir la situación de sinhogarismo y no lograr oportunidades para acceder al mercado laboral. No debemos dejar que todas estas problemáticas y todas las personas afectadas por ellas sean invisibilizadas. Estas personas están presentes y forman una parte importante de la sociedad y de nuestro futuro colectivo.
Es por ello, que desde Fundación Amigó mantenemos nuestra determinación para garantizar los servicios de acompañamiento y atención a las personas y a las familias que se encuentran en mayor riesgo de exclusión social que nunca. Dada la situación actual y la presencia aún de la pandemia en este comienzo de la nueva normalidad, debemos seguir adaptándonos, haciendo hincapié en dos pilares de la Pedagogía Amigoniana que guía nuestra metodología: la dignidad inherente de todas las personas y su participación activa en sus proceso de transformación personal y social, y con mayores esfuerzos en:
Esperamos seguir contando con la colaboración de la Administración Pública, de las empresas, de otras entidades del Tercer Sector y de la sociedad, para continuar siendo un medio de transformación social y personal de las personas vulnerables y, de manera especial, de la infancia y la juventud en dificultades, y sus familias. Están presentes, estamos presentes.
Fuentes consultadas: