Susana Bernal es terapeuta familiar en el Grupo de Convivencia Educativa Luis Amigó de Madrid, un recurso gestionado por Fundación Amigó desde 2007, dependiente de la Comunidad de Madrid, en el que se trabaja con jóvenes y familias que viven situaciones de violencia filio-parental y existe una medida judicial de convivencia en grupo educativo o de libertad vigilada.
¿Cuáles son tus funciones en el Grupo de Convivencia?
Las funciones de la terapeuta familiar dentro del Grupo de Convivencia Luis Amigó van encaminadas no sólo a la intervención psicológica y familiar directa con los y las menores que están dentro del programa, sino que, además desarrolla programas de carácter más educativo, como la Escuela de Convivencia, y mantiene contacto periódico tanto con el personal del mismo recurso como externo de cara a la coordinación y colaboración dentro de la intervención multidisciplinar que se efectúa en cada caso.
Más concretamente, tras la recepción del caso concreto, se inicia una evaluación del sistema familiar tanto en el programa residencial como en el programa de libertad vigilada, estableciendo los primeros indicadores y pautas a tener en cuenta por el equipo educativo o por las técnicas de libertad vigilada. Con este análisis inicial se pretende poder identificar las posibles dificultades y/o deficiencias, así como sus capacidades, en los y las menores ingresados e ingresadas, así como de los progenitores/tutores o tutoras.
Tras ello, se inicia una planificación y posterior desarrollo de la intervención psicológica con los y las menores, así como de la intervención terapéutica familiar, la cual conlleva no sólo atención psicológica directa a los padres y las madres, sino también las intervenciones familiares conjuntas, denominadas internamente como mediaciones familiares, si bien presentan componentes diferenciales de éstas. A lo largo del proceso terapéutico se efectúa una continua atención a las necesidades personales de los y las menores y de sus familias, buscando modificar no sólo las conductas agresivas que los y las menores presentan en el domicilio familiar, sino establecer algunos a cambios a un nivel más profundo en las dinámicas familiares, cambios que permitan en el futuro un mayor ajuste a las dificultades y que reduzcan la probabilidad de que produzcan nuevamente situaciones de alta conflictividad en las relaciones intrafamiliares.
¿Qué características propias tiene el Grupo de Convivencia? ¿Cómo se trabaja con los chicos y las familias?
Una de las cosas que diferencia a este recurso de otros similares es la conjunción de encontrarnos en un entorno delimitado por el sistema judicial de menores, pero al mismo tiempo trabajar desde una perspectiva de medio abierto, por lo que los y las menores no se encuentran privados de libertad, sino que mantienen sus actividades diarias externas al recurso y mantienen tiempos de ocio que utilizan los fines de semana y que les permite mantener un estilo de vida lo más cercano posible a lo habitual para menores de su mismo rango de edad.
Otra de ellas es la perspectiva amigoniana. Los y las menores que residen en el recurso o que conviven con sus familias no son el problema y así debemos transmitírselo. La visión positiva de los y las menores y sus familias, la cercanía, la familiaridad, el apoyar su autonomía y creer en que son capaces todos ellos de generar los cambios necesarios para poder volver a convivir en armonía es algo que se respira en cada rincón del recurso. El amor es nuestra forma de intervenir y eso genera que la relación del equipo y con los y las menores sea especial y diferente.
¿Qué perfiles tienen los chicos y chicas?
Hemos observado una diferencia significativa en cuanto al volumen de chicos y chicas atendidos tanto en la ejecución de la medida de Grupo de Convivencia como en la de libertad vigilada, donde los chicos fueron mayoría en ambos casos: 62,22% y 59,92% respectivamente, teniendo en cuenta los datos desde 2007 a 2017. La edad media de los y las menores atendidos y atendidas es de 16 años y 5 meses.
En 2017, el 84,62% de los y las menores atendidos en la medida de Grupo de Convivencia, usaban drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas, incluyendo alcohol (llegando un tercio de este porcentaje a tener problemas de adicción). En la parte de libertad vigilada este porcentaje disminuye hasta el 46,15%. El 70,36% de los y las menores atendidos y atendidas son de nacionalidad española. El 60,58% no presenta ninguna medida judicial previa.
¿Cómo trabajas en tu día a día?
La atención a menores que se encuentran residiendo con nosotros o que viven en sus casas genera que cada día sea diferente al anterior, por lo que algo que sí hay que hacer al llegar es “ponerse al día” con las novedades. Una vez con la información de lo que ha pasado el día anterior o el fin de semana, si es lunes, lo ideal es contrastar esa información bien con los recursos o bien con los progenitores, para poder llegar a comprender qué ha sucedido realmente y cuál ha sido el desencadenante de lo que haya podido pasar, bien de manera positiva o negativa (no siempre nos dan malas noticias 😉 ); en función del momento, se decide si será alguien del equipo educativo o técnico el que mantenga el contacto o coordinación. Lo interesante es que, aunque dediquemos más parte de la mañana a este tipo de estrategias, los y las menores tienen a bien sorprendernos en cualquier momento del día, por lo que siempre hay que estar preparado y preparada para cambios de agenda, implementar estrategias psico-educativas diferentes o efectuar llamadas de carácter urgente para reconducir situaciones conflictivas en el domicilio.
Ya con toda la información nos planteamos cómo abordarla de manera conjunta. Intentamos que todos podamos disponer de la mayor cantidad de información posible y que estemos de acuerdo en la estrategia más adecuada a seguir en cada momento, tanto de carácter educativo como psicológico.
La mayor parte del tiempo la dedicamos a las intervenciones, individuales, familiares o conjuntas, donde lo esencial suele ser qué quieres conseguir en cada una de ellas.
No es fácil lograr que ninguna de las partes acepte e interiorice la necesidad de modificar algunos aspectos de su relación, por lo que progenitores y menores muestran resistencias al cambio, siendo imprescindible tener presentes cuáles son los objetivos generales a lograr en cada proceso terapéutico, pero también los objetivos concretos de cada sesión, de cara a que cada una de ellas tenga una orientación clara.
¿Qué perfiles tienen los trabajadores/as?
Los trabajadores y trabajadoras del recurso presentamos una formación académica y un desarrollo laboral muy variado, si bien es cierto que siempre se circunscriben al ámbito social: educadores/as sociales, trabajadores/as sociales, pedagogos/as, maestros/as, psicólogos/as, técnico/a de integración sociales, etc.
¿Por qué decidiste dedicarte a trabajar en el mundo social?
Mi formación siempre ha ido más orientada a la psicología clínica que a la social, sin embargo, siempre tuve claro que no tenía mucho interés en desarrollar una actividad profesional dedicada únicamente al despacho y en el que desarrollar intervenciones estructuradas y pautadas.
En un momento determinado de mi carrera profesional comienzo a trabajar de educadora en medidas judiciales en medio abierto con menores. Aunque inicialmente los y las adolescentes no eran la población diana que tenía en mente atender, comencé a enganchar con ellos y ellas y 13 años después, no quiero desprenderme de ellos. He ido cambiando el perfil laboral que desempeñaba hasta el puesto que tengo hoy, terapeuta familiar. Todos ellos me han permitido adquirir conocimientos y herramientas para mejorar lo que hago diariamente y hoy, aunque hay que reconocer que hay momentos más complicados y que hacen que te replantees lo que estás haciendo, me siento cada día más satisfecha con lo que hago. Hoy abarco desde una población más joven hasta progenitores y abuelos y abuelas, cada uno de ellos con dificultades personales y dificultades familiares añadidas, lo que me permite tener que estar al día, atenta y siempre alerta.
¿Qué valores intentas transmitir en tu día a día?
Entiendo que toda terapia psicológica requiere de manera esencial que se establezca un vínculo entre la persona atendida y el/la terapeuta. Además, en este ámbito, el respeto es algo básico. Dadas las dificultades que los y las menores tienen en sus casas, es un valor central en la intervención, de forma que, si no se cumple, es imposible que sigamos en la sesión. El respeto no sólo hace referencia a lo que dicen, sino también a su comunicación no verbal; por lo que han de entender qué aspectos que ellos y ellas minimizan también son una falta de respeto para con el otro.
¿Qué significa para ti trabajar en Fundación Amigó?
La Fundación Amigó representa una forma de acercamiento a los y las menores diferente a las formas de trabajo que había realizado previamente, donde lo importante no es el resultado sino la persona, la relación con ellos y ellas, la positividad, el amor, el afecto conjugado con límites, el intentar crear un clima familiar donde se vean recogidos y acompañados y no sólo sancionados, que es en realidad la única experiencia que han vivido con anterioridad.
Pero no es sólo una forma de trabajo, sino que es una forma de relación entre nosotros y nosotras, los trabajadores y trabajadoras. Cada vez que tengo la oportunidad de compartir mis experiencias en formaciones, congresos, viajes con amigonianos, descubro personas resilientes que transmiten esa positividad, energía vital, ayuda, afecto, no sólo en su trabajo sino en su forma de vida. Todos y todas somos una gran familia que se ayuda y que colabora entre sí, siempre hay alguien dispuesto a echarte una mano.