Fundación Amigó está presente en la Comunidad de Madrid desde el año 2007. En la actualidad desarrollamos cuatro recursos diferentes que tienen el objetivo de trabajar con familias que viven situaciones de conflicto y violencia filio-parental, acompañar a jóvenes extutelados/as en su proceso de adquisición de autonomía plena y crear oportunidades para niños, niñas, jóvenes y familias en situación de exclusión social. Estos proyectos forman parte de nuestros programas de intervención familiar y atención a la violencia filio-parental, intervención con adolescentes en conflicto con la ley, prevención y participación, y emancipación y apoyo a la inserción sociolaboral.
En febrero de 2007 se inauguró el Centro de Día Luia Amigó, el primer recurso que pusimos en marcha en la región. Es un recurso que fomenta el ocio saludable y el refuerzo escolar en niños, niñas y jóvenes en situación de vulnerabilidad. Del mismo modo, el recurso también dispone de una línea de promoción de oportunidades para la mujer.
Mar Baena es la responsable del proyecto desde 2011. “Este proyecto surgió para ayudar a personas en situación de exclusión social con el cuidado de sus hijos. Con los años, el proyecto ha ido cambiando, igual que las necesidades de las familias. Cuando asumí la responsabilidad de coordinar este proyecto mi mayor miedo era no poder atender a todo el mundo que lo necesitara”.
“Para mi, formar parte de Fundación Amigó es un orgullo. Desde pequeña me inculcaron los valores de vida de Luis Amigó en mi familia y colegio. Luego con mis estudios de psicología y mi trabajo en la cárcel de Aranjuez pude empezar a ponerlos en práctica y al formar parte del primer centro de la Fundación Amigo en Madrid, vi mis expectativas cumplidas. Para mi, lo más gratificante es poder seguir colaborando en difundir la pedagogía amigoniana”.
Sonia Cuesta trabaja en Fundación Amigó desde julio de 2008 y desde 2017 es directora del Grupo de Convivencia Educativa Luis Amigó, inaugurado en octubre de 2007. Es un recurso en el que se trabaja para intervenir en casos de violencia filio-parental a través del cumplimiento de una medida judicial. “El objetivo de nuestro proyecto es dar una respuesta integral y multidisciplinar a los y las menores, así como a sus familias, para poder reconstruir el vínculo familiar y restablecer una convivencia adecuada, erradicando los comportamientos violentos y ajustando las normas y roles dentro de la familia. Para ello, todos y cada uno de los valores de la pedagogía amigoniana son un pilar fundamental. Es por medio de la pedagogía de la cotidianeidad que dotamos a las intervenciones de principios como la individualidad, la visión positiva del menor y sus capacidades, la persona como protagonista de su proceso.
Sobre sus inicios como directora en el proyecto, Sonia subraya que “cuando comencé a dirigir este proyecto tuve que ajustar mi rol dentro del equipo, asumiendo la dirección de las mismas personas con las que llevaba muchos años compartiendo espacio y trabajo. Ha sido necesario que todos y todas entendiéramos que mi papel dentro del equipo ha cambiado, por lo que también se ha tenido que producir un ajuste en las relaciones personales y profesionales que se habían generado con anterioridad”. “Para mi, Fundación Amigó significa encontrar un lugar al que pertenecer, no solo para trabajar, sino para realizarse. Compartir los valores, la visión de la persona atendida, la intervención desde una perspectiva en el que este/a sea el/la protagonista de su cambio, trabajar desde el respeto y la individualidad con ellos/as, hacen que el trabajo sea más gratificante. Todo esto me hace saber que estoy en el lugar correcto”.
En el año 2015, Fundación Amigó apostó por crear un recurso propio para prevenir e intervenir situaciones de violencia filio-parental, antes de llegar al punto de que el caso sea tratado desde una medida judicial. Así nació el Proyecto Conviviendo en Madrid, que a día de hoy ya se replica en otras seis ciudades españolas.
Irene Gallego trabaja en Fundación Amigó desde 2012 y es la persona responsable del Proyecto Conviviendo Madrid desde 2019. “Este proyecto surgió porque se detectó la necesidad de atender a familias que sufren violencia filio-parental y que por diversos motivos no pueden acceder a otros recursos especializados, cómo dificultades económicas, negativa a denunciar por diferentes razones, hijos/as fuera de edad penal, etc. Estas familias eran muy numerosas y formaban parte de la cifra negra de la violencia filio-parental. Además, se vio la necesidad de prevenir este tipo de conflictos y de trabajarlo sin tener que pasar por la denuncia, que aunque es eficaz, también es traumática para todos los miembros y no siempre es la última salida, ya que el trabajo desde la voluntariedad y el compromiso facilitan la mejora”.
Irene recuerda que no tuvo una difícil adaptación en el inicio del Proyecto Conviviendo, ya que trabajaba como técnico de libertad vigilada en Fundación Amigó en otro recurso. “Mi mayor miedo era no poder asumir la responsabilidad que supone la confianza depositada, pero sabía que el aprendizaje es progresivo y que sería cuestión de tiempo adaptarme. Es un recurso muy gratificante, ya que veo cómo las familias avanzan y es una enorme satisfacción. Nosotros transmitimos alegría y energía a la familia para salir adelante desde el realismo, pero valorando lo que se tiene”.
Irene señala que todavía quedan retos pendientes por desarrollar en el proyecto. “Tenemos que seguir adaptándonos a los cambios generacionales y culturales, asentar los procesos para mejorar la efectividad y mantener los aspectos innovadores que responden a las nuevas necesidades detectadas”. “Para mi, formar parte de Fundación Amigó significa trabajar en una entidad que permite priorizar la intervención y desarrollar las aptitudes, no solo de las familias sino también del equipo profesional”.
En marzo de 2016 inauguramos el Proyecto de Acompañamiento a la Emancipación en Madrid. Yanina Arcidiacono, que trabaja en Fundación Amigó desde 2012, asumió la dirección del recurso recientemente.
“Este proyecto surge a raíz de la necesidad que se detecta ante la cantidad de jóvenes que cumplen la mayoría de edad, convirtiéndose así en extutelados/as y no teniendo en la gran mayoría de los casos, un sitio donde poder vivir. El objetivo principal de este proyecto es hacer un acompañamiento integral con estos/as jóvenes para que puedan emanciparse y poder tener una mejor calidad de vida, conseguida con sus esfuerzos”.
“Todo cambio nos provoca miedo y cuando me hicieron la propuesta de ser directora de este proyecto, sentí mucha emoción. Por otra parte, también sentí tristeza por tener que dejar mi trabajo en el Grupo de Convivencia Educativa Luis Amigó, después de casi 10 años. En cuanto a expectativas, quiero seguir aportando mis conocimientos y trabajo para que este recurso siga creciendo y ayudando a la mayor cantidad posible de jóvenes”.
Yanina apunta que “ver cada día la evolución que hacen los/as chicos/as, como se esfuerzan por conseguir objetivos y cumplir su sueño, después de lo que han pasado, es emotivo y gratificante. Creo que trabajamos con todos los valores amigonianos, es nuestra distinción ante otros proyecto de las mismas características, y son necesarios para ayudar a las personas con las que intervenimos. Llevo ya tantos años trabajando en la Fundación que puedo decir que es parte de mi vida. Me gusta el trabajo que realizo, aunque a veces hay días muy complicados, pero no hay mejor recompensa que ver a las personas con las que trabajamos conseguir sus logros y cumplir sus sueños. Me siento afortunada de trabajar en Fundación Amigó”.