María Ruiz es educadora social y desde abril trabaja en nuestro Proyecto de Acompañamiento a la Emancipación (PAE) en Madrid, con el objetivo de acompañar a jóvenes extutelados/as en su proceso gradual de adquisición de autonomía. Hoy, María nos explica en esta entrevista cómo trabajar para conseguir esta autonomía en proyectos de emancipación
¿Qué es el Proyecto de Acompañamiento a la Emancipación?
El PAE Madrid es un proyecto de la Fundación que tiene como principal objetivo proporcionar un sitio donde poder vivir a aquellos jóvenes que, o bien salen del sistema de protección, o bien se encuentran en una situación muy vulnerable y necesitan igualmente una casa temporalmente. Entendemos que lo primordial que necesita una persona para poder seguir con su proyecto de vida es un hogar, un entorno estable y seguro, donde seguir desarrollándose. Esto es primordial cuando hablamos de chicos y chicas con la mayoría de edad recién cumplida.
¿Cuáles son tus funciones en el Proyecto de Acompañamiento a la Emancipación en Madrid?
Soy coordinadora del proyecto, tengo unas funciones más ligadas a la gestión del proyecto, y otras directamente con la intervención socio-educativa.
¿Cómo te sientes con este nuevo reto de coordinar el PAE Madrid?
Me siento, sobre todo, agradecida por la confianza y con ganas me mejorar día a día.
¿Qué perfiles tienen los chicos y chicas?
El perfil que predomina actualmente en nuestros pisos de emancipación es el de joven extranjero extutelado por la Comunidad de Madrid. No quiero llamarles “MENAS” porque son personas, y parece que ese término les cosifica y culpabiliza de algo de lo que no son responsables: haber nacido en un país pobre o en guerra y querer buscar una vida mejor.
También tenemos otros perfiles, menos abundantes en los últimos tiempos: jóvenes españoles o extranjeros, ya nacionalizados que migraron con su familia de pequeños pero que, por valoración de profesionales, se ve positivo para ellos y ellas no regresar con la familia una vez cumplidos los 18.
Éstos cada vez son menos debido a la situación estructural que estamos viviendo en estos momentos en nuestra sociedad y país, en la que prima la necesidad urgente de evitar que jóvenes migrantes se queden en situación de calle al cumplimiento de su mayoría de edad.
¿Cómo se trabaja con los chicos para conseguir la inserción social y laboral?
A nivel técnico, principalmente, se trabaja diseñando un proyecto de intervención socioeducativa individual teniendo en cuenta cuál es la situación real del joven, expectativas, motivación e implicación.
Cada joven es único y tiene objetivos diferentes, tanto ellos mismos como lo que el equipo educativo detecta profesionalmente. A nivel práctico, el día a día es fundamental, y se trabaja a todos los niveles: personal, doméstico, gestión de documentación, ocio, derivación a otros recursos sociales con los que trabajamos en red, etc.
El acompañamiento diario es fundamental para el desarrollo de habilidades tanto para ser capaz de llevar uno mismo/a su vida como para desenvolverse en esta sociedad. Sin la base no se pueden construir otras cosas.
¿Cómo trabajas en tu día a día?
Cada día es totalmente diferente, y los que me veis a menudo lo sabéis! En teoría dedico unos días a gestión de proyecto y otros a intervención que, no sólo implica estar con los chicos, las asambleas, los acompañamientos, las tutorías… sino tener coordinaciones con otros profesionales, sistematización de la información, realización de informes, reuniones con la DGIFN u otras entidades… En este proyecto somos dos en el equipo, está mi compañero-educador, Ismael, ambos somos importantes.
¿Por qué decidiste dedicarte a trabajar en el ámbito social?
La sociedad no es igual que hace 10 ó 15 años, ha cambiado mucho, es más dura, más cruel y las personas, en mi opinión, pobres y/o con grandes dificultades sociales y económicas lo tienen peor que nunca. Es difícil mantener el ánimo cuando, en realidad, hay una parte estructural, que es más abstracta, cómo está evolucionando el mundo, las grandes cuestiones de ámbito económico, medioambiental, migratorias…que es inabarcable, y luego tienes que convivir con la realidad, la irresponsabilidad y la poca voluntad de los políticos que nos gobiernan. España nunca ha destacado por ser un país socialmente responsable. Hoy en día, el Estado del Bienestar se tambalea para la población en general, imagina para los más vulnerables. Supongo que somos, o que soy, una idealista inconformista que aún tiene fe en el ser humano, sobre todo, en aquel con el que trabajo día a día. Por eso intento seguir con ilusión.
¿Nos puedes contar alguna de las experiencias más gratificantes que has vivido durante los meses que llevas en PAE Madrid?
Un chico que llega a España hace cuatro años, procedente de Sudeste Asiático con 16 años. Es tutelado por la Comunidad de Madrid. Comienza en un país nuevo, solo, después de viaje migratorio difícil y peligroso, sin conocer a nadie, ni la cultura ni hablar la lengua. Pues este chico, que tuvo la suerte de pasar a un piso de emancipación a su mayoría de edad está a punto de finalizar con nosotros. Aprendió castellano, aunque tiene que seguir mejorando. Consiguió un trabajo donde ha estado haciendo prácticas y, finalmente, tras muchos meses, este empresario ha decidido apostar por él y le ha regularizado su situación (esto es muy difícil, no hay muchos, y los chicos/as cuando cumplen los 18 años suelen tener permiso de residencia, pero sin derecho a trabajar, y es una dificultad muy grande para seguir adelante). Hoy día, ha ahorrado, tiene la documentación en regla y trabajo, está bien física y emocionalmente. Esta da una alegría inmensa. Son unos supervivientes y se merecen toda nuestra admiración y apoyo.
¿Qué valores intentas transmitir en tu día a día?
Intento que los chicos vean, sobre todo, coherencia entre los actos y las palabras. La responsabilidad, la constancia, el esfuerzo de día a día, estar bien por dentro y por fuera, y si no buscar apoyos. Intentar que comprendan que estos procesos, ya con 18 años, son suyos y que se necesitan muchas ganas para que sus proyectos migratorios y de vida sean exitosos.
¿Qué significa para ti trabajar en Fundación Amigó?
Una oportunidad para seguir aprendiendo, compartiendo y desarrollándome en esta profesión tan difícil, casi siempre, dentro de un entorno amable y seguro.